Una vez que los amigos de Alceo se hubieron marchado, quedó éste con dos jóvenes, que recién incorporados, no tenían edad para marcharse aún. A ellos dirigió Alceo estas palabras:
-Sed realistas, vosotros que sois jóvenes. Pedid lo imposible. Trabajad por la utopía, por lo que otros, muertos mentalmente, llaman imposibles. La historia registra miles de imposibles realizados: la creación de un imperio a partir de una ldea de pastores en el Lacio, cálculos y operaciones matemáticas que antes eran imposibles ahora las realizamos casi sin darnos cuenta.
- Pero ¿qué fuerza tenemos nosotros?Sólo somos unos niños, apenas.
- ¿"Sólo?" Fueron los niños los que detuvieron l criminal espada del huno que se alzaba frete al Tíber. No dudeís de vuestra fuerza. Acaso ahora no halláis desarrollado todo vuestro poencial, pero soñad... ¡ soñad y os quedaréis cortos!
Nada hay tan poderoso como la voluntad de cualquiera de vosotros. No os conforméis con lo que veis. Mirad más allá. ¡No se acaba vuestra tierra allí dónde empieza el mar! ¡Si perseveráis descubriréis continentes! Id siempre al oeste de las convenciones impuestas por los viejos. Vuestro papel es incendiar. Prended fuego a lo viejo, lo caduco, lo anticuado.
-Pero, si hacemos eso nos odiarán. Nos matarán.
- Nadie dijo que fuera fácil. Ni cómodo. Ni sencillo. No todos los ciegos desean ver, pero basta que uno sólo vea para que todo vuestro esfuerzo haya dado su fruto.
Si hacéis lo que digo, un día no lejano podrán, partiendo de vosotros, dividir en dos la historia de la humanidad. Seréis gigantes, aunque a ojos de los necios no os elevéis más de un palmo.
- ¿Pero cómo haremos eso si nada sabemos?
-¿Quién dice que no sabes nada? Al menos, sabes ya que nada sabes, luego ya sois más sabios que muchos que se hacen llmar a sí mismos maestros. No sabe más quien más dice, sino quien menos ignora.
- ¿qué pasa si al que intentamos enseñar sabe más que nosotros?
- No debe pasar nada. Debéis gustar el sabor de la derrota ntes de aspirar a retirar vendas ajenas de los ojos de otros.
-¿ Y si alguno te abandona yéndose con quien le venció?
- Yo no soy el dueños de vuestro destino.éste sólo a vosotros os pertenece. Vosotros debéis elegir el camino que habéis de seguir. Si os derrotaran, bailad y cantad, pues habréis ahllado con quien debatir, habréis hallado un hombre.